Cuando se apagan las luces y solo queda el reflejo del proyector, no sabes qué puedes encontrar en un documental película que habla de la función terapéutica de la poesía.
Pero cuando, ya desde el primer poema recitado por un niño, expresa a través de versos, su corta vida condicionada por la enfermedad, se hace un nudo en la garganta y la impotencia se apodera de todos los asistentes a la proyección del documental.
Cada martes del año, desde hace más de una década, poetas como Ernesto Cardenal o Claribel Alegría, entre otros, imparten un taller de poesía en el hospital oncológico “La Mascota” con fines terapéuticos, donde los niños hablan de su vida.
Daniel Rodríguez Moya fue invitado a participar en este taller. Después de varias visitas y colaborar como poeta, decidió que tenía que mostrar a todo el que lo quisiera ver, la vida de los niños con cáncer de este hospìtal de Nicaragua, pero no encontraba el modo.
Fue en 2014 cuando se animó a rodar un documental donde se contase esta historia conmovedora.
El documental “Me gustan los poemas y me gusta la vida” dirigido por Daniel Rodríguez Moya y Ulises Juárez Polanco, cuenta en colaboración de médicos, padres, psicólogos y poetas, como desde el diagnóstico de la enfermedad y el proceso médico que sigue, el poder que tiene la poesía en la autoestima de estos niños les hace olvidar, al menos por unas horas, unos días en el mejor de los casos, el sufrimiento de sus pequeños cuerpos.
Poesías dulces y reales. Poesías cargadas de esperanzadoras ilusiones. Poesías que remueven conciencias, entre tanto miedo superfluo.
La Asociación Cultural La Brecha del Llano de Zafarraya, agradece una vez más que Daniel Rodríguez Moya compartiera con nosotros su trabajo, su experiencia y su buen hacer como periodista.
Ahora sí sabemos para qué sirve la POESÍA.
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