A estas alturas de la semana son pocos los que no se han enterado aún del éxito que tuvo la representación de la obra de teatro del pasado día 24.
Estábamos en la tarea de redactar un artículo al respecto, cuando recibimos el correo que reproducimos a continuación y que sin duda nos ha facilitado y mucho la labor.
Nos remite esta misiva una anónima espectadora de la obra, que por como se expresa da la sensación de haber salido bastante satisfecha. Sin embargo, no es tan anónima como a primera vista pudiese parecer. Ya nos tenía acostumbrados al placer de su lectura, ver este artículo, y con su afinada pluma ha venido a poner la guinda al pastel y al trabajo bien hecho.
Hablamos de Margarita García, (Malgara García), arqueóloga, profesora, columnista de opinión del diario Europasur y sobre todo... ¡prima! y que entre otras muchas cosas, nos ayudó a descubrir y a conocer un poquito más de nuestra historia, contada en los restos neanderthales del Boquete. A través de sus ojos podemos tener una visión objetivo/subjetiva de lo que allí pasó... Que lo disfrutéis.
-- Las cumbres nos recibieron blancas cuando la tarde caía y cruzábamos el Boquete y aunque los lugareños asegurasen que hacía el tiempo habitual para las fechas, los forasteros sentíamos el frío de un invierno empecinado en no retirarse. Luego, ya de noche, nos acompañó hasta la sala una insistente lluvia, en lo que ha sido una extraordinaria temporada que ha dejado al Llano repleto de agua y a la Madre crecida.
Una vez dentro, el local tenía el aspecto de esos días de fiesta en los que nadie quiere perderse el momento. Se completaron las butacas, se habilitaron los pasillos con sillas recogidas de todas partes y, cuando estas se acabaron, la gente esperó de pie a que los micrófonos anunciaran que la representación iba a dar comienzo.
La obra, una divertida sucesión de enredos con mucho ritmo, atrapó desde el principio a los espectadores, y el bullicio previo dio paso a un silencio expectante y cómplice para no perderse ninguno de los chistes y las frases de los protagonistas, para disfrutar con la extravagante apariencia de sus vecinos y con el valor de vivir otras vidas durante un rato. En un ambiente de disfrute, las risas certificaban el bien hacer de los actores y las escenas se sucedían mientras los embrollos amenazaban con no solucionarse.
Cerca de dos horas libres de la hipnosis de una pantalla -los mayores ante un televisor alienante y los jóvenes perdidos entre un sinfín de niveles a cual más ajeno y violento- compartiendo ese territorio común que es la cultura. Cultura, que por desdecir al título “Los Putativos”, aquí no fue nada postizo, sino que se mostró en estado puro. Cultura, no como un artificio, sino como un ejercicio en el que unos se comprometen y ofrecen un generoso y entusiástico esfuerzo, mientras otros lo reciben gozosos. Cultura de la gente para su gente, cultura como espacio de encuentro, como progreso y futuro para no perder el norte entre tanto mensaje nocivo, como vacuna y medicina contra el tedio y la ignorancia, como identidad y vínculo, haciendo piña, uniendo al clan.
Felicidades a todos y gracias, Zafarraya.
Margarita García Díaz
26 de marzo de 2013
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