Texto de la presentación del ponente en la charla sobre el cultivo de la Stevia Rebaudiana, celebrado en Zafarraya el día 9 de mayo de 2014.
Stevia: La aventura …
Buenas tardes-noches, amigos y amigas.
Como venimos haciendo desde hace unos cuantos años en La Brecha, hoy toca el turno de hablar de esa otra cultura que tanto nos afecta en nuestra vida cotidiana: La agricultura.
Los agricultores del llano de Zafarraya nos hemos graduado cum-laude en el noble arte de domesticar las plantas y extraer de ellas los mejores frutos.
Sin embargo aunque hemos sido capaces de tantos logros, aún nos falta uno que sin ser el principal, no deja de ser muy necesario: ganar dinero.
En los últimos tiempos asistimos indignados al desplome de los precios agrarios y por ende al constante empobrecimiento de la clase trabajadora del campo. Para paliarlo, cada uno de nosotros en nuestro interior, busca el modo de conseguirlo, pero la verdad y al tenor de la realidad...
parece ser que no tenemos mucho éxito.
Desde hace ya unos cuantos años, como decía, algunos más quizás, nuestro llano ha sido referente y testigo de los más variados “inventos” cuyo fin no era otro que el de optimizar la producción, generar mejores cosechas o ampliar su ciclo buscando esa rentabilidad esquiva.
Todavía me acuerdo de las risas que algunos se pegaban, cuando les hablaban de los vasitos: ¡quién va a poner una semilla de lechuga en un vasito individual!, ¿están locos?... o, a quién se le va a ocurrir sembrar alcachofas en el llano con el frío y las heladas que caen
y este otro... el goteo... cómo se van a poner miles de goteros en una finca de tomates para regar una sola planta...
y el del macario... que ya es de traca, pero no solo porque muchos se reían del aparato en sí, sino porque además le adaptamos el nombre que como bien sabéis, más bien debería haberse llamado “Rockefeller”..., ¿no?, ”¡Toma Moreno....!”
Al final, como siempre, el tiempo, pone a cada uno en sus sitio...
Pero el problema hoy en día, desde mi humilde punto de vista, no es ya tanto el de optimizar las herramientas o los cultivos, sino más bien de elegir esos cultivos para poder salir del círculo vicioso que las grandes plataformas de la distribución han creado en trono a nosotros y nuestras tierras de cultivo.
Ha llegado la hora de cambiar el chip y dejar de lado esas macroproducciones industriales de frutas y verduras de plástico y sin sabor para pensar en criar productos de calidad, productos que enamoren a las personas por su sabor y por su naturalidad. Es como aquello de no juzgar un libro por sus tapas, pero en rústico...
Yo siempre lo digo, en el llano de Zafarraya se pueden producir grandes cantidades de tomate a precios ridículos, pero es que en nuestro vecino Marruecos (por poner un ejemplo), las cifras pueden ser aún más “ridículas”... y por tanto competir con nosotros, pero lo que de ninguna manera pueden hacer nuestros competidores allende nuestras fronteras es... producir tomates de Zafarraya. Esto no es como los quesos, que teniendo las bacterias y la leche, puedes crear el queso que quieras, en cualquier lugar del mundo...
Aquí el clima, la altitud, el terruño, etc., juegan un papel fundamental que no se pueden reproducir artificialmente en un laboratorio. Y de eso tenemos que aprovecharnos.
No podemos fiar y mucho menos hipotecar el futuro de nuestros/as jóvenes dejándolos navegar en un mar de plásticos, con unas aguas saturadas de tóxicos productos químicos, que solo les avocarán a un futuro de pobreza y enfermedad por generaciones.
Ha llegado el momento de plantarse y empezar a trabajar por un futuro de calidad, ecológico, verde y mucho más sano.
Ha llegado el momento de que la voz de la naturaleza sea la que guíe nuestros designios.
Ha llegado la hora del hombre, no de la industria...
Pero somos humanos. Tenemos los pies en la tierra y somos conscientes de las dificultades que este alegato conlleva.
Por eso, lo que hoy os proponemos, no es más que un grano de finísima arena en una playa de dimensiones colosales. Pero ya lo dice el refrán: toda piedra hace pared.
Miguel Calderón es delegado comercial de Agrizan Ibérica y colaborador de Stevia Axarquía, dos empresas que intentan fomentar el cultivo de esta planta en el arco mediterráneo.
Miguel hoy nos acerca a un cultivo que desde tiempos inmemoriales han usado civilizaciones allende los mares para, mirad que bonito, endulzar la vida de sus habitantes.
La “stevia” fue estudiada por primera vez por el médico y botánico español Petrus Jacobus Stevus Pedro Jaime Esteve, a mediados del siglo XVI, y en su honor, se denominó a este género de plantas con el término latinizado «stevia».
Desde entonces han sido muchas las vicisitudes que esta planta, de la familia del girasol, ha tenido que sortear. Desde la prohibición hasta la adulación, desde el uso de sus propiedades edulcorantes hasta su uso como hierba medicinal para el tratamiento de la obesidad y la hipertensión arterial.
Grandes multinacionales han estado (y están) tentadas de monopolizar su producción y eso no puede ser más que porque algo debe tener que les interesa...
Miguel nos va a hablar hoy de estos y otros muchos datos interesantes sobre esta planta para que después cada uno/a saquemos nuestras propias conclusiones y veamos la alternativa que nos ofrece un poco más clara.
Ahora bien, lo que seguro está claro es que será el tiempo el que también a nosotros, nos ponga... allí donde realmente merezcamos.
Espero que sea de provecho. Muchas gracias por asistir y disfrutad de la conferencia.
La foto es de Wikimedia.org.
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