La agricultura es una de las actividades que por excelencia, ha marcado un hito en la historia evolutiva de las sociedades humanas. Podría añadirse que es mediante esta actividad, más antigua y necesaria, por la que los asentamientos de la población comenzaron. Desde las primeras prácticas agrícolas se ha producido un impacto sobre la naturaleza, debido a que la agricultura es una actividad con naturaleza extractiva. De ahí la cuestión, ¿cuándo y de qué manera extraemos?
Jorge Riechmann (2001), en su libro Todo tiene un límite: ecología y transformación social, expone de forma precisa la denominación de Agricultura Industrial Moderna o Convencional; cuando la lógica empresarial busca maximizar beneficios a la mayor brevedad posible, para ello utiliza fertilizantes sintéticos y la intensificación de todo el sistema. Éste se encuentra sometido a condiciones de estrés y vulnerabilidad, debido al manejo agrario. En otras palabras, cuando el alimento pasa de ser un bien esencial y un derecho fundamental, a tratarse como mera mercancía, empieza la masacre, tanto en términos sociales como ecológicos.
Análogamente, la Agricultura Industrial Moderna genera una pérdida de variabilidad genética. Solo 19 cultivos y 8 especies de animales alimentan el 95 % del mundo moderno (Montagut, 2013). La selección de especies escogidas por su elevado rendimiento y condiciones productivas más favorables, esconden un problema en términos absolutos. Y es que si no se cultivan con todos los recursos necesarios para eso (irrigación, condiciones óptimas de nutrientes, etc), no resultan tan productivas. De ahí que en el pasado, se cultivaban unos cultivos y no otros e igual para las razas de ganado. La producción estaba ligada a la región, no solo por una visión cultural y social sino también por una mejor aclimatación a las condiciones ambientales inherentes a la geografía, que en caso de producirse un estrés o perturbación en las características de su entorno, permitía a las especies con una mejor adaptación seguir produciendo.
Referencias
Montagut (2013) Si nosotros comemos, nosotros decidimos. Artículo del libro Movimientos Alimentarios Unidos. Holt Giménez, E. Icaria. Barcelona.
Riechmann, J (2001) Todo tiene un límite: ecología y transformación social. Ed Debate.
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